Cristina cumplió con el protocolo, pero trató con frialdad a Cobos


La Presidenta sólo saludó al vicepresidente dándole la mano; no se cruzaron palabra.

Respetuosa, pero cargada de gestos que desnudaron la frialdad que impera entre ambos. Así fue la relación entre la presidenta Cristina Kirchner y el vicepresidente Julio César Cobos durante la asamblea legislativa celebrada ayer en el recinto de la Cámara de Diputados. 

No hubo beso; sólo un fuerte apretón de manos en el primer encuentro de ambos dirigentes desde que compartieron -es un decir, ya que la jefa del Estado evitó cualquier contacto y a Cobos se lo mantuvo alejado de ella-, el tedeum oficiado en la basílica de Luján el 22 de diciembre último. 

Pero si bien en el ingreso no hubo desplante, sí existió una suerte de "operativo" destinado a alejar al vicepresidente de la compañía de Cristina Kirchner cuando ésta abandonó el Congreso. 

Así, durante los más de 50 metros que separan el recinto de la Cámara baja de la explanada del palacio legislativo, Cobos quedó relegado a un segundo plano, obligado por la "escolta" que José Pampuro, presidente provisional del Senado, y Eduardo Fellner, presidente de Diputados, le impusieron a Cristina Kirchner. 

En esa salida, la Presidenta se mostró más relajada, departiendo amablemente con sus interlocutores, consultándolos sobre si algunos de los conceptos vertidos en su discurso ante la Asamblea Legislativa se habían entendido. Cobos caminaba detrás de ellos; se destacaba por su altura, pero sin poder participar de la conversación que los tres oficialistas mantenían unos pasos adelante. 

Más allá de los intentos de los protagonistas por evitarlo, los gestos de tensión fueron notorios. Cristina Kirchner llegó a paso acelerado hasta el centro del Salón Azul, bajo la histórica y gigante araña que pende de la cúpula del Congreso, y casi de manera mecánica extendió la mano para saludar a Cobos. Igual tratamiento les dedicó a Pampuro y a Fellner, que escoltaron al vicepresidente en la recepción de la jefa del Estado. 

Acto seguido, y cuando el vicepresidente intentó cruzar algunas palabras de cortesía, la Presidenta giró sobre sus talones para dirigirse, siempre a paso veloz, hasta el escritorio donde la esperaba el Libro de Honor que todos los visitantes ilustres firman en sus visitas al Congreso. 

Ante la presencia de cámaras de televisión (entre ellas, una de Canal 7 y otra de la productora kirchnerista La Corte) y de una comitiva formada por funcionarios y personal de seguridad, Cobos quedó relegado a un segundo plano, puesto que esa pequeña multitud se encargó de rodear a la Presidenta mientras firmaba el libro, trámite que cumplió sin demasiados formalismos para emprender, otra vez a alta velocidad, el camino hacia el hemiciclo. 
Aplausos de cortesía 

El ingreso de la Presidenta al recinto de la Cámara baja fue frío, apenas acompañado por aplausos de cortesía. La única muestra de bienvenida provino de los palcos, donde militantes del gremio legislativo arrojaron volantes en apoyo de la gestión de la jefa del Estado. 

En el recinto se produjo una de las pocas, pero claras rupturas del protocolo. El gesto fue sutil, pero no pasó inadvertido para los empleados parlamentarios que cargan con varias asambleas legislativas sobre sus espaldas. Cuando Cobos le cedió la palabra, Cristina Kirchner no habló de inmediato. Esto permitió que la voz del locutor oficial diera por terminada la transmisión de la cadena oficial y anunciara el comienzo de la emisión en cadena nacional de la ceremonia. Sólo entonces inició el discurso sobre el estado de la Nación. Hasta ayer, la cadena nacional siempre había incluido las palabras del vicepresidente en la emisión. 

Durante el discurso, la transmisión de Canal 7 también desempeñó su papel: cada vez que la Presidenta habló del fracaso de la resolución 125, la pantalla mostró un plano general de Cobos, como para recordar quién había forjado aquel histórico rechazo y motivó el divorcio del binomio. 

Para el final, Cristina Kirchner reservó un último gesto de frialdad para con su vicepresidente. Fue al borde de las escalinatas, cuando se despidió con un beso de Fellner y de Pampuro. Para Cobos, apenas hubo un apretón de manos. 
Furcio y olvido 

Cristina Kirchner se olvidó de cumplir con el trámite formal de declarar inaugurado el 127° período legislativo. Ese había sido el objetivo de su visita al Congreso, tal cual lo establece la Constitución Nacional, pero la costumbre de la Presidenta de improvisar en sus intervenciones le jugó una mala pasada y la llevó a omitir la frase formal. No fue el único desliz. Al referirse a su política educativa, la Presidenta confundió su gestión con la de su marido. "Ustedes saben lo que pienso [sobre la educación]. Lo dije aquí cuando vine por primera vez como Presidenta el 10 de diciembre de 2003", sostuvo Cristina.

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