Los resultados en Catamarca

La elección provincial de Catamarca fue un primer termómetro para el Gobierno nacional y para las fuerzas de la oposición respecto de las tendencias que se reflejan en la ciudadanía con vistas a las elecciones legislativas nacionales de octubre próximo. Esto es así por el desdoblamiento del calendario electoral que han resuelto los gobiernos provinciales según las propias conveniencias, pero sobre todo porque fue el propio oficialismo el que resolvió nacionalizar esta instancia de renovación legislativa, convirtiendo los comicios en Catamarca en un primer test de la confrontación a nivel nacional 

Los resultados fueron, a la postre, adversos al Gobierno. La derrota del kirchnerismo, pese a todos los esfuerzos por unificar a las distintas líneas internas del justicialismo en esa provincia y a las generosas muestras de apoyo logístico y financiero por parte del aparato político y estatal de la Nación, puede ser vista como un severo error de cálculo y de estrategia por parte de sus líderes y dirigentes. La búsqueda de una polarización y dramatización de la batalla electoral fue contraproducente. La victoria del gobierno catamarqueño, por su parte, alimenta las expectativas de una coalición de fuerzas opositoras que puede picotear en torno a un reagrupamiento del radicalismo, y el retorno a sus filas del vicepresidente Julio Cobos. 

Más allá de los inevitables cálculos e implicancias que dejó esta elección provincial, merecen un comentario crítico y un especial llamado de atención el abusivo clientelismo y la ostentosa utilización del aparato estatal con fines proselitistas. 

Los comicios provinciales realizados en Catamarca representan un toque de atención para el Gobierno nacional y pueden ser leídos también como una respuesta al abusivo clientelismo.

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