Broncas, lamentos y todo tipo de argumentaciones en Olivos


Como un mesías, Néstor Kirchner se despachaba anoche. "Si yo no me exponía, la derrota hubiese sido peor", se justificaba mientras miraba desde la quinta de Olivos los magros resultados electorales que había conseguido su alianza peronista en Catamarca. 

Aunque públicamente el Gobierno salió a restarle importancia a la elección, hacia adentro del poder todo era lamentos. La única explicación sobre la jugada frustrada que llevó a Kirchner a involucrarse en persona era explicar la lógica del ex presidente de arremeter con todo. "Hace seis años que gobierna así", repetían anoche allegados a Kirchner, que sólo entendían su derrota como propia de una persona que decide apostar al todo. Siempre. 

"En la política se busca achicar la diferencia y se pone la cara cuando las cosas salen bien o salen mal", explicaba anoche un ministro a LA NACION. 

Como un comentarista, el ministro del Interior, Florencio Randazzo, desplegó anoche un show mediático para desnacionalizar la elección. Desde el estudio del canal C5N, el funcionario insistió en que los comicios catamarqueños representaban una elección provincial y hasta negó la alianza que selló Kirchner con Luis Barrionuevo. "Fue una información errónea que nosotros habíamos hecho una alianza con Barrionuevo, porque Barrionuevo llevó a su hermana", se quejó el ministro, provisto de datos de elecciones anteriores en la provincia en las que resaltó que nunca el PJ había ganado. "Desde 1991 siempre ha ganado el Frente Cívico [el partido del ex radical K y gobernador Eduardo Brizuela del Moral]. Ahora quieren hacer aparecer esta elección como una tendencia en el resultado electoral nacional", cuestionó Randazzo, que habló por orden del ex presidente. 

Lo cierto es que el propio Kirchner se metió en la encerrona cuando el jueves pasado viajó a Catamarca y cerró la campaña del Frente Justicialista para la Victoria, la alianza que el presidente del PJ selló con Barrionuevo y Ramón Saadi. 

Con todas las de perder, ambos legisladores, considerados "impresentables" en Olivos, no ahorraron críticas hacia el santacruceño cuando todas las encuestas indicaban que la pelea estaba perdida. 

"Y sí: Barrionuevo lo traicionó", se quejaban anoche varios funcionarios en diálogo con LA NACION. "Negociar con ellos siempre es un mal negocio", se lamentaban. 

Otros descargaban la bronca en Armando Mercado, alias "Bombón", ex marido de Alicia Kirchner. "Se dejó llevar por «Bombón»", intentaban dilucidar algunos hombres cercanos al ex presidente. 

La conclusión que sacó el Gobierno para armar la alianza fue que ante la presión de Barrionuevo, que insistía en la unidad del PJ provincial, el ex presidente, como líder del partido a nivel nacional, no podía dejar de jugar. "Seguramente podría haberlo hecho sin involucrarse tanto, pero ese es su estilo", reflexionó una fuente oficial anoche, justificando la explícita participación de Kirchner en la campaña. 

No sólo viajó y cerró el último acto antes de la elección, sino que toda la maquinaria del Estado nacional estuvo a disposición de los comicios provinciales con la presencia del secretario de Obras Públicas, José López, del director de la Anses, Amado Boudou, y del intendente de José C. Paz, Mario Ischii, aliado de Kirchner.

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