Advierten que las listas K pueden perder 800 mil votos en Provincia

Las cifras que se manejan en Buenos Aires son siempre monumentales, para bien o para mal. Lo saben desde siempre y lo padecen en estos días los encargados de mediciones y pronósticos electorales: varios coinciden en que las listas K registran hoy una intención de voto que oscila alrededor del 36 por ciento. Son números que se admiten en algunos medios oficialistas y que, en comparación con los resultados de 2007, proyectan una caída de 10 puntos. Dicho en otras palabras, si la tendencia se mantiene, la pérdida sería de unos 800 mil votos.

La magnitud del problema se advierte también en comparación con otros distritos. Una cifra similar (807.699 votos) obtuvo Cristina Fernández de Kirchner sumando, por ejemplo, los resultados que alcanzó en Tucumán, Entre Ríos y Santa Cruz. Por eso, claro, el oficialismo, pero también el peronismo desalineado y la oposición concentran sus energías en el principal distrito electoral del país.

"Estamos arriba. Hoy andamos en los 36 puntos", dice una fuente del oficialismo bonaerense. Al menos dos consultoras que suelen hacer trabajos para el Gobierno también hablan de ese número en recientes sondeos, posteriores a la movida de Néstor Kirchner para sumar a Daniel Scioli y a intendentes como candidatos que jueguen sus nombres, aunque no para asumir, y que se comprometan con todo en esta pelea.

Los 36 puntos de intención de voto, de todos modos, constituyen una cifra bastante lejana a los resultados de 2007, cuando Cristina Fernández de Kirchner y las listas de diputados anotaron el 46 por ciento de los votos en la Provincia. Scioli se ubicó entonces dos puntos por encima con la boleta de gobernador. Hoy, las proyecciones hablan de una fuerte caída, cualquiera sea el rubro para las comparaciones.

Los principales encuestadores trabajan fuerte en estos días en la Provincia. La lista Kirchner-Scioli -así ya es presentada a los encuestados- aparece para la mayoría en pelea directa con De Narváez-Solá, con ventajas reducidas. Algunos proyectan una posible declinación de la lista K al segundo lugar y todos colocan más lejos aunque con un repunte significativo a Stolbizer-Ricardo Alfonsín.

Aquí se plantea un interrogante. Fuentes del kirchnerismo y cercanas a Daniel Scioli señalan que el crecimiento del frente Coalición Cívica-UCR le está restando votos al peronismo disidente y sostienen que eso favorece las chances del oficialismo. Pero no es la única ecuación posible, según otras miradas sobre los movimientos de adhesiones que registran los candidatos. 

Existe para algunos encuestadores un fenómeno en paralelo que se vincula a los indecisos: esa franja estaría ahora achicándose, en simultáneo con la "reaparición" del voto radical, sobre todo como efecto del fuerte impacto que provocó la muerte de Raúl Alfonsín.

Hace ya algunas semanas un trabajo de la consultora Opinión Autenticada señalaba que en el segmento de los indecisos se notaba una tendencia mayoritariamente crítica hacia el Gobierno. Según el análisis de otro especialista, Hugo Haime, el crecimiento radical se explica más por la baja del rubro de los indecisos que por un pasaje de votos desde la alianza de peronistas disidentes y macristas.

Otro aspecto seguido con atención es la evolución de las tendencias según las zonas bonaerenses. Son significativos los problemas del kirchnerismo en centros urbanos de peso como La Plata, Bahía Blanca y Mar del Plata, con registros muy por debajo del promedio general. Y algo similar ocurre en el "interior más profundo", sobre todo en el centro y el norte de la Provincia.

Eso y no sólo la tradición política explica la apuesta casi diaria de actos que encabeza Kirchner en el Gran Buenos Aires. Allí, y sobre todo en el llamado segundo cordón, se concentran los esfuerzos para garantizar la pelea. Lo saben los intendentes del PJ, pendientes como todos de las encuestas y presionados como pocos.

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